Un día estás super mal, sin ganas de nada, con la concentración nula, el vacío entre el pecho y el estomago, esa sensación de que algo falta, llorando todo el día. Al otro, una sensación de tranquilidad, paz, serenidad, no hay lágrimas, te ríes a carcajadas.
Hablando con amigos, hemos llegado a una conclusión, y es que, el duelo funciona como un síndrome de abstinencia. Necesitamos aproximadamente 21 días para crear un hábito nuevo, entonces, si 21 días hacen que generes ese hábito, imagínate meses o incluso años, conviviendo, aprendiendo, teniendo experiencias increíbles con una persona.
Funciona exactamente de esa forma, síndrome de abstinencia. Unos días muy bien, pero de un momento a otro recaes, quieres llorar, patalear, hablarle o llamar a esa persona, te desespera el hecho de no saber de él o de ella. Que por más que sepas que es lo mejor llegan todas las etapas. A veces todas juntas: negación, rabia, negociación, depresión y por último negación.
Digo que el duelo no es lineal, por que sus etapas no tienen un orden. Cada persona lo vive de manera diferente. Ese síndrome de abstinencia que sentimos cuando estamos en duelo la mayoría de las veces nos nubla los pensamientos, estamos empeñados en conseguir lo que queremos, y se vuelve más complejo de manejar cuando sabes que es lo mejor, pero aun así, duele como si te arrancarán el corazón del pecho.
Negarnos a vivir el duelo solo hace que los sentimientos se acumulen y salgan con más fuerza tiempo después. Si algo he aprendido durante mis experiencias, es que el duelo no es lineal, tiene muchas altas y bajas, pero es necesario atravesar sus etapas, permitirse sentir, dejar que fluya y levantarse más fuerte, por que cada día va a doler menos. Alguien me dijo una vez, "A lo que te resistes, persiste" y tenía mucha razón.
Por eso, si estás pasando por un proceso de duelo, date tiempo, no te presiones, no te vas a morir, en cambio vas a aprender y a salir mucho más fuerte y empoderada.
Te abrazo con amor